Gárgolas insomnes

Noviembre 30 de 2006

El espectáculo que han dado los flamantes diputados federales de México, al protagonizarlo principalmente las fracciones del PAN y del PRD, tiene dos efectos favorables para el PRI. El más inmediato es distraer la atención nacional y mundial hacia el masivo y creciente atropello en Oaxaca y el otro es darle al partido de los caciques y las bandas paramilitares un papel de "conciliador" en el Congreso de la Unión. El "fiel de la balanza" se inclina obviamente a la derecha por su fidelidad al PAN, que lo apoya con fuerzas federales en Oaxaca, donde la represión al movimiento popular más importante desde el levantamiento zapatista en Chiapas tiene un saldo de por lo menos 20 muertos, todos del mismo lado, más de 150 heridos -algunos graves, porque los alcanzaron las balas, no las canicas-, alrededor de 220 detenidos (y desterrados sin juicio ni trámite alguno, como lo hací­a Porfirio Dí­az), un número indeterminado de desaparecid@s, mujeres en muchos casos, que -recuérdese Atenco- la policí­a paramilitar suele violar en masa, casas y oficinas allanadas y destruidas, además de los edificios históricos incendiados por vándalos al servicio de Ulises Ruiz, exactamente igual que los nazis, cuando quemaron el parlamento alemán en 1933 (el parlamento mexicano está quemado por sus diputados) para culpar después a los comunistas y dar así­ pretexto a su cacerí­a.

El espectáculo de los diputados es mediático en la medida que se trata de un pleito entre hordas de enanos. Tení­a que ser vergonzoso para llamar la atención de quienes ven televisa y televisión azteca. Si el dicho era antes "al pueblo pan y circo", ahora es PAN, PRD y circo sin trapecistas, puro payaso sin gracia. Finalmente, si algo lograron las fracciones parlamentarias de PAN y PRD con su trifulca (gresca para que rime con grotesca) es una alianza de facto: impedir que Felipe Calderón tome posesión como presidente espurio en el Congreso de la Unión y lo haga en una sede alterna, como el Auditorio Nacional o el Campo Marte.

Mientras tanto, los émulos de Hitler y Porfirio Díaz cometen en Oaxaca todos los crí­menes que supone un estado de sitio, y el pueblo resiste.

[] Iván Rincón 10:11 PM

Noviembre 27 de 2006

Oaxaca y la caravana de la muerte

Ulises Ruiz dejará de ser lo que nunca fue -gobernador del estado de Oaxaca- después del primero de diciembre, y todo seguirá empeorando, pudriéndose y cayéndose a pedazos, porque el golpe de estado que al principio llamábamos fraude electoral es nacional y ahora tiene tintes militares y paramilitares, como cualquier otro vil pinochetazo, con la inmensa diferencia de que, en la histórica, legendaria y entrañable tierra de Juárez, ha comenzado una revolución que, armada de bombas molotov que expanden clavos en llamas con gasolina, bazucas artesanales o hechizas que disparan cohetones, escudos arrebatados al ejército disfrazado de policía, piedras, tubos y palos, llama la atención del mundo y lo mantiene en vilo. Esta revuelta, literalmente comparable con la comuna de París y ahora nuestra intifada, está armada también de una dignidad que creció y se hizo fuerte al calor de luchas anteriores, más bien locales y más o menos esporádicas, aunque también permanentes en muchos otros casos (la permanencia es tan fugaz como nuestros maestros de escuela), una actitud digna de admirar, reconocer y apoyar, una indignación lógica, explicable, un descontento acumulado durante muchas décadas de agravios y ofensas, una ira que tenía que despertar... y lo hizo. El paradigma de Goliat y el síndrome de David: botellas incendiarias contra vehículos antimotines o "tanquetas". Si los tanques de guerra y los llamados "mosquitos" (helicópteros artillados con un cañón de un lado y una ametralladora del otro, que dispara balas calibre 50, prohibidas por los tratados de Ginebra), no han hecho aparición aún en esta guerra es porque no pudieron en su momento con los zapatistas y ahora tienen su turno los escuadrones de la muerte, paramilitares, mercenarios y matones que cobran por bala que dé en el blanco (las que batieron a Brad Will, por ejemplo). Eso es lo que sigue, lo que siempre estuvo allí: la caravana de la muerte.

Pero cuando los gritos callejeros repiten "Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó", festejan con alegría funeraria y alegoría sarcástica, más que un hecho previsible, un hecho más que previsible, para anunciar otro, igual de previsible: "¡Hoy voy a hacer, hoy voy a hacer una fogata con los de la PFP!" Y nada aquí es cuento ni hablada ni broma ni vacilada. No existen tácticas ni estrategias de contrainsurgencia capaces de contener al México bronco. Tampoco hay ejército ni policía que lo detenga. La alianza entre PAN y PRI está esmeradísima en propiciarlo, sacar al demonio del closet y recibir su machetazo. Para constatación recíproca de los dos polos de México, el pueblo y sus tiranos (radio, televisión, periódicos y revistas salinistas mediante), resulta que un estado de sitio no puede reprimir a una revolución y, muy por el contrario, alienta y estimula su entendible y justificable ira.

El cambio que anhelamos en este país no será pacífico. Saldrá a flote de un mar de sangre tratando de respirar entre gas lacrimógeno, balazos y golpes de tolete.

Vicente Fox dejará de ser lo que nunca fue -presidente de México- el primero de diciembre, y Felipe Calderón (Fecal), si se lo permitimos, llevará hasta sus últimas consecuencias la imposición, la usurpación, el golpe de estado, con una violencia inimaginable, impredecible, incontenible... salvo por la comuna de Oaxaca.

[] Iván Rincón 7:19 AM

Noviembre 11 de 2006

-¡Alto allí! ¡No se mueva! -ordenó el policía, pistola en mano, a Eric Draven, que seguía caminando hacia él con una guitarra eléctrica al hombro, mientras la tienda de objetos robados ardía a sus espaldas- ¡Si se mueve es hombre muerto!
-Sí -dijo Draven-. Soy un hombre muerto... y me muevo.
-¡Usted mató a Tintín! -acusó el policía.
-No -dijo Eric-. Tintín ya estaba muerto... todos están muertos; solo que todavía no lo saben.

(Diálogo de El Cuervo, de Alex Proyas, 1994).

Hoy fue un día gris, oscuro, gris oscuro, frío y húmedo, en el que los muertos recientes salieron a caminar bajo la lluvia que ahora cae en abundancia sobre la ciudad, este monstruo que sigue creciendo hacia los lados y hacia arriba y abajo, por las alcantarillas. Atravesé Río Churubusco a las tres de la mañana y me detuve un momento a contemplar desde el puente peatonal la soledad en que parecía no haber un alma en ninguno de los alrededores, por lo menos hasta donde abarcaba mi vista. Ni un solo coche en movimiento, ni un solo peatón, ni un barrendero, ni un borracho, ni policías ni ladrones (o sea, ni policías), ni un perro, un gato, una rata, nadie asomado por su ventana, vaya, ni siquiera moscas y cucarachas. Ni un alma, digo, además de la mía, si es que todavía tengo alma y no soy más bien un vampiro, un muerto que deambula todas las noches entre Portales y Coyoacán, y al que los policías y ladrones (o sea, los policías) aprendieron a respetar. La soledad que envuelve de noche a esta zona de la ciudad es de una belleza indescriptible, inexplicable, estremecedora. El rumor del viento a la luz de la luna y los faroles es el paso de los fantasmas que despiertan a esa hora y salen a la calle conmigo a caminar. Noctámbulos como yo, inundan el insomnario de melancolía.

No siempre lloverá, es el nombre de una canción de Eric Draven, que maquilló su rostro de blanco, lágrimas negras y sonrisa de guasón, y echó a correr sobre las azoteas de la ciudad, viendo a través de los ojos de un cuervo, el que guió su regreso del remanso de los muertos al mundo de los vivos en la noche del diablo. Todo es oscuridad en esa película, hasta la muerte del actor Brandon Lee durante la secuencia en que las balas no podían matar al personaje porque ya estaba muerto. Una de esas balas mató a Brandon Lee en la vida real y su muerte sigue siendo uno de los episodios más oscuros en la historia del cine.

"Todos están muertos; solo que todavía no lo saben". El cadáver de Ulises Ruiz será levantado a partir del uno de diciembre, y el de Mario Marín a partir del primero de febrero; después será removido el de Félix González. El de Vicente Fox será llevado a la morgue cuando el pelele pretenda tomar posesión y el chacal cumpla dos años de haber usurpado la gubernatura del estado. Los restos de Kamel Nacif y Jean Succar serán enterrados junto con los de Emilio Gamboa y Miguel Ángel Yunes. El día de muertos en Oaxaca siempre será recordado, a partir de este año, como el día de la batalla del pueblo contra el ejército federal con uniforme de policía paramilitar, así como un día de triunfo en la resistencia a la represión.

En la noche del diablo, el infierno envió un ángel.

[] Iván Rincón 10:01 PM

El nombre de esta foto es 'Life?' Su autor es Emil Schildt.

Octubre 30 de 2006

En nombre de Dios no haremos absolutamente ninguna represión. No. Por supuesto que no. La haremos en nombre del doble discurso y la traición al diálogo, a la palabra... en nombre de la incongruencia y la deshonestidad. La haremos en nombre de la ignominia, las alianzas espurias y los intereses inconfesables, la tiranía y nuestra complicidad con la tiranía. La haremos en nombre del poder despótico, irracional... el poder que no manda obedeciendo ningún mandato, sino que manda a matar a sus opositores, el poder de las balas y los gases lacrimógenos. La haremos en nombre de la corrupción y la violencia política, el crimen al amparo del poder y el poder como garantía de impunidad, el poder a toda costa. La haremos en nombre del miedo a la rebeldía y la dignidad del pueblo ante la injusticia acumulada, la acumulación histórica de agravios, el atraso ancestral. La haremos en nombre de los usos y las costumbres del viejo régimen, la tradición del gobierno entendido como el control de los caciques y su herencia sanguinaria. La haremos en nombre de Díaz Ordaz y Echeverría Álvarez. La haremos en nombre de todo eso y la haremos en grande. En nombre de Dios no haremos más que ser hipócritas, instalar nuestro púlpito virtual y persignarnos antes de justificar la barbarie, la destrucción, la brutalidad, el terrorismo de Estado, es decir, "el uso legítimo de la violencia" para "la restauración del orden público". La haremos en nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.

[] Iván Rincón 11:14 PM

Octubre 28 de 2006

Al ver dos fotos de Raúl Estrella en El Universal, que muestran escenas de la violencia vivida en Oaxaca el dí­a de ayer, llamó inmediatamente mi atención la coincidencia de que algunos agresores armados -de pistola en el primer caso y de rifle en el segundo- visten camisetas idénticas, rojas y con un distintivo amarillo de forma triangular en el pecho, es decir, que estaban casi uniformados, lo que me recordó el guante blanco del Batallón Olimpia y el hecho de que Los Zetas operan vestidos de negro o con uniforme militar. Claro que Los Zetas se disfrazan para que los confundan, y en este caso el uniforme tiene más bien una función distintiva. ¿Sicarios del cártel del Golfo y kaibiles desertores de Guatemala?, me pregunté de todos modos. ¿Escuadrones de la muerte con adiestramiento militar? ¿Simples gatilleros al servicio de Ulises Ruiz y su mafia? Lo seguro es que las fotos muestran claramente a los agresores, pensé, tan claramente que si la policí­a no actúa contra ellos en las próximas horas pondrá en evidencia su complicidad... Y ahora resulta que son agentes de la policí­a. ¡Quienes dispararon contra periodistas y activistas de la APPO son agentes de la policía! Vaya ingenuidad la mí­a. Los tiroteos comenzaron simultáneamente en puntos diversos porque fueron planeados y estaban coordinados entre las fuerzas armadas del estado y las bandas paramilitares del PRI. El arribo inmediato de tropas federales al estado y la "exigencia" de Gobernación a la APPO es por si alguien tení­a alguna duda sobre la connivencia y el involucramiento activo del desgobierno federal en la guerra del desgobierno del estado contra el pueblo de Oaxaca. Ulises Ruiz y su mafia se salieron con la suya. Ahora viene la escalada: la barbarie generalizada por un lado y la movilización civil por el otro. Si el poder no detiene pronto su embestida, el grupo de Fox y Calderón resultará más insensible y deshonesto, por no decir criminal, que el de Salinas y Zedillo, cuya ofensiva militar en Chiapas se detuvo ante la movilización civil... al menos por un instante.

[] Iván Rincón 9:39 PM

Octubre 18 de 2006

Los Zetas y kaibiles en Oaxaca

La presunta participación de la banda paramilitar conocida como Los Zetas en el "Plan de Operaciones Hierro" sugiere que Ulises Ruiz Ortiz y su mafia tienen vínculos con el cártel del Golfo. Los Zetas son originalmente desertores del ejército federal mexicano. Entrenados por kaibiles de Guatemala entre 1994 y 1999, formaron primero las Patrullas de Operaciones Especiales (POE) y después el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes), antes de ponerse al servicio de la organización criminal que liderea el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén desde el penal de máxima seguridad de La Palma, estado de México.

En Oaxaca, la Unidad Policial de Operaciones Especiales (UPOE), adscrita a la Dirección General de Seguridad Pública del Estado, también fue adiestrada por kaibiles de Guatemala. Su campo de entrenamiento actual se encuentra en la colonia Vicente Guerrero, municipio de Villa de Zaachila, 15 kilómetros al sur de la ciudad de Oaxaca, y su "mando extraoficial", según Hermann Bellinghausen, es José Manuel Vera Salinas, director general de Seguridad Pública hasta el fallido intento de desalojo violento del plantón magisterial el pasado 14 de junio. Tanto Vera Salinas como el todavía director de la Policía Ministerial, Manuel Moreno Rivas (quien fuera escolta en el falso atentado a José Murat), son kaibiles.

Contratados por Ulises Ruiz "para cometer actos vandálicos y asesinatos" que justifiquen la intervención de fuerzas federales en el conflicto, miembros de Los Zetas arribaron a principios de agosto pasado a la ciudad de Oaxaca en un "vuelo extraño", denunció el vocero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), Florentino López Martínez, quien identificó a un tal Manuel Díaz como jefe de ese grupo.

El asesinato del profesor de matemáticas, Jaime René Calvo Aragón, del Consejo Central de Lucha (CCL), corriente sindical opuesta al paro magisterial, podría seguir una línea de acción propia de kaibiles, con un patrón característico, por el momento en que se cometió y la saña de los ejecutores. El maestro disidente fue secuestrado al amparo de la noche y degollado en su vehículo para incriminar a la APPO y atizar el encono. Al parecer de Raúl Vera López, obispo de Saltillo, Coahuila, este crimen tiende a crear un clima de terror similar al de Chenalhó, Chiapas, a finales de 1997, cuando ocurrió la masacre de Acteal. Cabe recordar que Raúl Vera vivió personalmente aquellos días como obispo coadjutor de Samuel Ruiz García en la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Los paramilitares de Los Altos de Chiapas, asesinos de 45 indígenas inermes, abrieron a las mujeres embarazadas y extrajeron los fetos, como solían hacer los kaibiles guatemaltecos, entre otras atrocidades contra la población civil, en el conflicto armado que vivió su país durante más de tres décadas.

Historias de familia

Los kaibiles son militares de elite contrainsurgente del ejército guatemalteco. Graduados a principios de los años setenta en la Escuela de las Américas, de Estados Unidos, que entonces se ubicaba en el Canal de Panamá, crearon su propio centro de adiestramiento en 1974 y protagonizaron uno de los capítulos más abominables del genocidio y el terrorismo de Estado en América Latina. Hasta 1996, cuando el gobierno y la guerrilla de Guatemala firmaron los acuerdos de paz, después de una década de negociaciones, el conflicto interno había tenido un saldo de 200 mil personas muertas y miles de desaparecidas. De formación asesina y sin batalla que librar después de la guerra civil, en vista de su impunidad, miles de kaibiles comenzaron a desertar de las filas castrenses para incorporarse al crimen organizado.

A partir del levantamiento zapatista en Chiapas, el gobierno de Ernesto Zedillo envió a cientos de oficiales del ejército federal mexicano a formarse como kaibiles, tanto en Guatemala como en los centros de adiestramiento que abrió la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con parámetros semejantes. Los llamados "kaibiles mexicanos" integraron las POE y el Gafes, que primero fueron desplegados en regiones de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, principalmente, con presencia guerrillera, y después en estados como Sonora, Tamaulipas y Chihuahua, para combatir al narcotráfico.

En enero de 2002, un comando formado originalmente por desertores del Gafes, al que se incorporaron después otros militares y policías retirados y en activo, hizo aparición pública en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Un convoy de por lo menos doce camionetas tipo Suburban entró a esa ciudad y se estacionó frente al parque de la Iglesia del Santo Niño. Al acercarse por segunda vez, la policía municipal fue repelida con una ráfaga que inició un rápido tiroteo y una espectacular corredera, finalmente abortada por "orden superior". En la persecución, la policía captó varios mensajes transmitidos por radio entre camionetas de la banda. Sus integrantes se identificaban todos con la letra zeta y un número, según el rango de mando. Desde entonces se les conoce como Los Zetas y han librado una guerra sin tregua contra bandas rivales por el control de las rutas del narcotráfico en la frontera de Tamaulipas con Estados Unidos.

Entre mito y realidad, Los Zetas son objeto de inmenso miedo en ambos lados de las dos fronteras mexicanas, sobre todo a raíz de su alianza con otros desertores, los ex kaibiles de Guatemala, una alianza que el ejército federal mexicano tuvo que reconocer públicamente -durante la comparecencia del titular de la Sedena, Gerardo Clemente Vega García, ante el Senado de la República- en septiembre del año pasado... luego de incontables "filtraciones". De sur a norte, desde Guatemala hasta Guatepeor, es conocido el puente que ha tendido el cártel del Golfo entre Centroamérica y América del Norte a través del país de la indefinición. Lo que nadie sabía, sino hasta que una voz alertó por medio de la estación de radio llamada La Ley del Pueblo, en la ciudad de Oaxaca, es que Ulises Ruiz Ortiz había contratado a Los Zetas como parte de su "Plan de Operaciones Hierro".

¿Quién habrá contratado a quién?, se pregunta hoy el mercader.

[] Iván Rincón 11:56 AM

Octubre 2 de 2006

Tlatelolco y la comuna de Oaxaca

La consigna "2 de octubre no se olvida" cobra hoy una dramática vigencia. Desde 1968, esta fecha nos recuerda una masacre, un crimen de lesa humanidad, un baño de sangre como el que se prepara en Oaxaca para las próximas horas. Por si alguien lo había olvidado (suele ocurrir en un país enfermo de amnesia), tanto el secretario de Gobernación, monseñor Abascal Carranza, como ahora también el gerente del país, señor Fox de Sahagún, reproducen el esquema del discurso que sirvió de prólogo al genocidio y la barbarie en Tlatelolco hace 38 años. Con un precedente más próximo, el de la traición de Ernesto Zedillo al EZLN en febrero de 1995, Carlos Abascal habla de "concordia" en público, mientras coordina en privado, con el gabinete de seguridad, el traslado aéreo de tropas y pertrechos a Oaxaca para reforzar a las fuerzas especiales del estado y, una vez que los cuerpos de choque o provocadores paramilitares jueguen el papel que les corresponde, según el guión de siempre, "restaurar el orden".

Quizás la impunidad de los genocidas de 1968 y de la guerra sucia en los años setenta, ochenta, noventa y actuales, hace suponer a los tiranos de ayer y hoy que en este país todo es posible y todo se vale, incluso la represión masiva de un movimiento popular con demandas sociales. ¿Será esa "la fuerza de los pacíficos" a la que recurrirá Felipe Calderón (Fecal) para "legitimiarse", en caso de tomar posesión como presidente espurio cuando regrese al país del que salió huyendo ante las muestras de repudio? ¿Es así como el gerente saliente le deja el camino libre? ¿Creerán acaso que Oaxaca es Atenco? ¿Será que no les dice nada un millar de barricadas levantadas en una sola noche, en una sola ciudad, además de los plantones, los bloqueos carreteros y las tomas de estaciones de radio y televisión, oficinas públicas y privadas? ¿Creerán realmente que pueden barrer con todo eso, como si se tratara de basura, y después desalojar treinta alcaldías tomadas también por el pueblo en distintas y distantes regiones del estado sin que el resto del país se convulsione? ¿Alcanzarán las cárceles de todo el país para encerrar a las 300 organizaciones que integran la APPO, o encarcelarán nada más a sus dirigentes? ¿A cuántos? ¿Y los que pasemos de las palabras a los hechos como protesta? ¿Piensan que nos vamos a quedar con los brazos cruzados, como si nada? ¿Piensan acaso? ¿Cuántos años más seguirán combatiendo los efectos en vez de atender las causas? ¿A qué clase de imbéciles se le ocurre apagar con gasolina un incendio?

Ulises Ruiz representa lo peor del viejo PRI, lo más primitivo, corrupto y putrefacto, que son los caciques y sus bandas armadas. Con tal de mantenerlo en el poder (un poder que no detenta porque simplemente no puede), los usurpadores del PAN en el "gobierno" federal están dispuestos a arrasar con todo, a barrer con todo, a aplastarlo todo, a cambio de que los usurpadores del PRI en el "gobierno" del estado apoyen la imposición de Fecal como presidente espurio. ¿Tan débiles son que necesitan apoyarse en una momia tambaleante y tembleque para imponerse? Lo seguro es que para ambos partidos vale más una pequeña mafia como la de Ruiz Ortiz que la sociedad civil o el pueblo de un estado en movimiento.

La represión en Oaxaca parece inminente. Apagar con gasolina el incendio provocado por el desgobierno local es lo que intentará en las próximas horas el desgobierno federal, de no funcionar sus chantajes, amenazas y maniobras de amedrentamiento. Como el 2 de octubre de 1968 y como si este país fuera el mismo de hace 38 años, será un golpe criminal. Todo está listo. Las tropas que tratarán de aplastar la comuna de Oaxaca y sofocar a sangre y fuego el descontento popular (multiplicándolo, de paso) tienen ubicados los puntos de ataque y han tomado sus posiciones. No falta nada, ni suficientes fuerzas armadas ni provocadores ni pretextos. Los medios de comunicación al servicio de la ignominia, como siempre, harán de la agresión por parte del ejército y la policía una acción heroica, valiente y viril para "repeler la agresión" de "vándalos" y "grupos armados" que "transgreden la ley". Los helicópteros y aviones militares vuelan sobre la ciudad como pájaros agoreros. Las señales son muy claras a pesar de la oscuridad que presagian.

[] Iván Rincón 6:04 PM